Presentación del libro Casa de Navajas,
por Alí Calderon (13 de junio de 2009)
Foto: Adriana Tafoya, Andrés Cisneros de la Cruz, Roberto Martínez Garcilazo, Estephani Granda Lamadrid y Alí Calderón
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Estephani Granda Lamadrid: Casa de navajas
Cada día me convenzo más de que la poesía mexicana es una farsa, una mentira atroz y que apenas cuatro o cinco poetas vivos, de entre quinientos, por ejemplo, son capaces de emocionarme. Entre la extremada pretensión de ser que motiva al poeta y su limitación técnica o sus escasos alcances anímicos, si ha escrito algún poema que valga la pena ya es ganancia. Vivimos una época en que no existen obras consistentes sino, más bien, acaso poemas sobresalientes o peor, versos maravillosos, chispazos esporádicos. Cada nueva antología que hojeamos presenta las mismas inconsistencias: prestigios inflados y una obra que no se corresponde con ese supuesto “prestigio”. Así ha pasado a lo largo de la historia de nuestra poesía: navegamos entre la falsedad y la miseria estética.
En los últimos tiempos el asunto es casi de risa. El “pretendido” ánimo experimental de algunos poetas los libera, pareciera que así lo creen, de emprender con responsabilidad, con decoro, un proyecto estético que esté ligado a una búsqueda de nuevas formas expresivas, fórmulas que construyan algún tipo de emoción. De este modo, para no pasar por “conservadores”, niegan la tradición, incluso el ánimo estéticamente vital de las vanguardias, y nos entregan poesía insulsa, palabras estériles. He leído, dentro de mis posibilidades, con atención a las últimas promociones de poetas en México y advierto que el panorama no es prometedor. Por ello, cuando tengo acceso a un poemario como casa de navajas de Estephani Granda Lamadrid, no puedo sino sentirme esperanzado.
Estephani nació en la primera mitad de los años ochenta, estudió diseño gráfico y actualmente letras en la UNAM. La conocí hace varios años en un taller de poesía que ofrecíamos el poeta Álvaro Solís y yo. Recuerdo, alguna ocasión, haberle dicho a Álvaro que en el taller había una muchacha que prometía, que tenía cosas buenas y que podía hacerse de una voz. Desde aquella época la seguimos con detenimiento. En ese entonces su poesía caminaba hacia temas amargos y difíciles por dolorosos. La textura de sus poemas era agreste, espinosa, violenta y tocada sin embargo por cierta dulzura desgarradora. Y así fue que Solís y yo, cada vez que hablábamos de Estephani, decíamos: es buena poeta. Creo recordar, difusamente, que algunos versos del libro y acaso su primaria arquitectura desfilaron en aquellas sesiones de taller. Ojalá alguna de nuestras palabras hayan sido productivas.
Casa del navajas es el primer poemario de Estephani Granda Lamadrid, editado por VersodestierrO, un proyecto cultural de poetas entusiastas y trabajadores. El libro tiene algo así de cuarenta páginas sin desperdicio. Esas sensaciones que habíamos visto originalmente en su poesía se mantienen. Hay una muy atractiva tensión que se logra entre la melodía, la piel de sus poemas, y su contenido. Así, si los temas que toca Estepahi son espinosos, la música de sus textos es igualmente áspera y agreste, plena de oclusivas, fricativas y vibrantes. Basten como ejemplo versos como:
- Todos aprenden a curtir su propia piel
a escribir sentencias de fuego sobre la lengua escaldada por las frutas agrias.
- Has de quebrarte como una rosa seca entre los dedos.
Además, Estephani explota el verso de largo aliento, siempre solemne, siempre propicio para el tono que tiene la intencionalidad de producir lo doloroso, la sensación de algo que abruma. Por ello, podemos leer versos que nos conmueven:
- Se ha de colar en tu vestido el sonido de hojas secas
El tiempo se erguirá sobre tus senos como fruto del desprecio.
- Serás la señora del desierto
y comerás las sobras de los que enmudecen cuando aman.
Pienso que el mayor éxito de Estephani Granda Lamadrid es alcanzar una poesía que logra estremecer, una poesía que vuelve a creer en la emoción, en la búsqueda del interior del hombre. Si hoy es capaz de escribir cosas como
- La fiera se siente culpable por no tener pechos de mujer hermosa
La fiera siente triste porque a escondidas se ha enamorado
O
- Hazte fuerte para mi lengua
Toma mi corazón y esta coraza de músculos suaves
no dudo que se consolide como una de las voces femeninas más poderosas de nuestro panorama poético. Hoy, su poesía es una de las mejores de entre los poetas nacidos en los ochenta, no tengo dudas al respecto.
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Alí Calderón (D.F., 1982) es poeta y crítico literario. Maestro en Literatura Mexicana. En 2007 recibió el Premio Latinoamericano de Poesía Benemérito de América. Fue merecedor, en 2004, del Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde. Becario de la primera generación de la Fundación para las Letras Mexicanas en el área de poesía. Es autor de los poemarios Imago prima, y Ser en el mundo; del libro de ensayos La generación de los cincuenta y coordinador de la antología La luz que va dando nombre 1965-1985. Veinte años de la poesía última en México. Es profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, BUAP. Actualmente cursa el doctorado en Letras Mexicanas en la UNAM.
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Algunos textos de Casa de Najavas se encuentran publicados en el portal de Círculo de Poesía, en el siguiente enlace:
http://circulodepoesia.com/nueva/2009/07/casa-de-navajas-de-estephani-granda-lamadrid/
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